Kiwi el Aucklander 14: Pasifika blue
Pues han pasado algunas semanas desde que visitamos Coromandel y hemos estado ocupados en diversas cosas. La primera de todo fue acabar el paper que había venido a hacer, así que, a falta de revisión, puedo decir que el trabajo está hecho, y me he puesto a hacer otro de regalo. Más neuronas!
Para celebrarlo hicimos raviolis caseros rellenos de ricotta e spinaci, que eran facilitos. Las espinacas sólo hay que darles un hervorcillo rápido y mezclarlas con el queso. La masa se hace como siempre, agua, harina, sal, un poco de sal, un poco de aceite. He de decir que esta ve me quedo muyy bien.
No tardamos en meter la masa en la máquina y en hacer tiras y rellenarlos. Hay que hacerlo 1 a 1 así que es un poco cognazo, pero el resultado es brutal.
Al final salió una buena ración de raviolis gigantes. Menos mal que éramos 3 para hacer el relleno porque la masa se hace relativamente fácil y rápido pero rellenar es trabajo de chinos. Uno entiende que al comprar raviolis artesanos o ir a un restaurante a comerlos siempre sean gigantes. Cuanto más grandes, menos trabajo :D
Al día siguiente dimos buena cuenta de ellos con gran goce. 12 unidades eran suficientes para ponerse tibio, siempre que no seas un tragón.
El fin de semana de San Patricio la cosa se celebró a lo grande por AKL, donde nunca necesitan una excusa demasiado elaborada para celebrar algo. Yo en vez de quedarme al desfile me fui a la playa de Piha con Urtats y Nerea, mis instructores de atletismo, para intentar hacer surf otra vez. Por alguna razón, elegí una camiseta verde para ese día (me la pongo casi todos los sábados…) y varias personas me preguntaron o me hicieron miradas como cómplices en plan “vas de san patricio e, viejo zorro?”….
Esta vez no fue tan exitoso como la anterior. Varias cosas tuvieron que ver: en primer lugar, era la primera vez para ellos también, y no contábamos con un instructor experto como Txus como la vez anterior. En segundo lugar, el mar estaba revueltísimo, y había olas pequeñas, constantes y muchísima resaca, además de estar lloviendo y hacer un viento salvaje, a diferencia de la otra vez, que venía una ola perfecta cada 2 minutos. Y en tercer lugar, cogí una tabla bastante más pequeña que la vez anterior, que parece que afecta bastante en los resultados del principiante. En resumen, que no me puse en pie ni una vez, aunque estuve cerca. Hay que decir de todas formas que la otra vez agarraba la tabla de una manera que no servía con esta tabla, ya que la otra era de corcho y tenía grip, mientras que esta era resbaladiza si la cogías así. Vamos que fracaso. Pero fue muy divertido en todo caso.
Volvimos tarde y estuvimos tomando unas cervezas en casa. Al día siguiente íbamos a ver la salida de la vela.
Resulta que la Volvo Ocean Race, una carrera de barcos que da la vuelta al mundo en unos barcos diseñados por Volvo, paraba en AKL y estuvieron una semana no sé si descansando, aprovisionándose, o qué.. Pero el caso es que el domingo siguiente a st. patrick salían, y había gran expectación. Para empezar llenaron el puerto de cosas, camiones volvo, zonas de ocio, un escenario donde TODO el rato había conciertos o música, casetas de los equipos que competían… bárbaro.
la noche antes de San Patricio la torre estaba iluminada de verde, y el barco de Mapfre, mayormente español y capitaneado por un guipuzcoano aguardaba la salida.
A parte del concierto, que estuvo muyyy bien, de hecho el mejor espectáculo que he visto desde que estoy en AKL, estuvimos enterándonos de cómo iba la carrera esa, y es una LOCURA. Para hacerse una idea, la siguiente etapa se iban hasta Brasil (desde aquí!!!) pasando por cabo de hornos, 12 tíos metidos en ese barquito minúsculo. Prácticamente no duermen, desayunan 12000 calorías, y están todo el día en pleno trasiego. Locurón.
Pero al margen de lo sobrado que era saber la paliza que se iban a meter entre pecho y espalda, al ver la salida flipé un poco, porque no imaginaba que fuera tan espectacular. Pensaba que iba a ver unos barcos moviéndose de un sitio a otro y poco más. Pero la salida incluía dar la vuelta a una boya, volver al puerto y dar otra vuelta y ya salir a mar abierto. Bueno pues esa salida fue increíble. Fue tensión pura, los malditos barcos iban limándose en los giros, acercándose, de repente cambiando la vela y dando un arreón increíble, luego se escapaban, luego les alcanzaban… Es complicado describirlo pero es sorprendente lo que se puede disfrutar de algo tan lejano, estando en tierra firme. Supongo que verlo en la tele tiene que ser emocionantísimo también.
La semana siguiente transcurrió con bastante normalidad pero también tuvimos un par de eventos interesantes. En primer lugar, los Deabru Beltzak vinieron a Auckland para cerrar un festival de artes que había durado todo el mes.
Yo les había visto un par de veces antes, pero siempre está bien verles, y además el espectáculo había cambiado.
Este duraba una hora (hasta ahora les había visto tocar 15 minutos o así). Y no defraudaron. Pero lo mejor es que a Nerea, que estaba viéndolos con nosotros, le dio el aire y fue a saludarles cuando acabaron.
Yo me acerqué también, pensando que estarían reventados y pasarían de nosotros (al parecer van con un traje ignífugo y es bastante agotador todo el tema), pero super majos, estuvieron un rato hablando con nosotros, para descubrir que son del mismo sitio que yo, aunque no nos conocíamos. Bueno a mí con pintura en la cara ni me sonaban. Pero seguro que alguna vez nos hemos cruzado. Aún tengo pendiente enviarles las fotos que les hice, que alguna decente hay.
El sábado fuimos a ver el Pasifika festival, el equivalente a lo que podría ser una feria de artesanía allí, pero en vez de coger a los artesanos del duranguesado, cogen a los artesanos de TODO EL MALDITO PACÍFICO. Entonces es una especie de congregación de islas, cada una tiene su carpa, su tienda de artesanía, y su puesto de comida local (muchas de ellas coincidiendo en una piña o una sandía vaciada y rellenada de helado de vainilla mezclado con la propia fruta). Estuvo bastante bien, sobre todo ver a los morlacos de los samoanos o los de Fiji. Pero también era curioso como gente de otras islas como Kiribati o Tuvalu tenían otra complexión.
El día empezó soleado, pero cuando estábamos empezando a plantearnos comer uno de esos deliciosos platos de pescado a la brasa, se puso a llover, así que cambiamos de planes y nos fuimos a comer a casa.
El domingo cuando dejó de llover me fui de excursión a Mount Eden, uno de los volcanes de Auckland, que todavía no había subido, y eché la tarde entre vistas, y fotos del atardecer.
Atardecer qeu por cierto cada vez es antes, de hecho ya nos han cambiado la hora y oficialmente estamos en horario de invierno, lo cual es una liada, porque anochece a las 6, y el día se va. Algo que en Bilbao nunca me ha importado pero aquí es un poco bajón.
Y así llegó la semana santa, y Elisa nos organizó una caza del huevo de Pascua por la oficina, y tuvimos la primera despedida de Urtats, que ya ha acabado su periodo de estancia. Y vemos el final ahí.
Pero en todo caso, nos hemos ido de semana santa, aunque eso lo contaré en otro post.
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