Eslovenia, capítulo 2: el Concilio

Eslovenia, capítulo 2: el Concilio

El día 2 de viaje suponía bastantes más kilómetros que el día 1. Básicamente íbamos a pasar todo el día en el coche, desde Nîmes hasta Trento, nuestro campamento base para ir a las Dolomitas.

Salimos muy temprano del antro de Nîmes, donde por supuesto no había desayuno, así que buscamos algo de bollería para comer como perros tirados en la calle; y rápidamente seguimos hacia el coche para una nueva colección de kilómetros (800).

Tras unas horas salimos de Francia y cruzamos a Italia, donde la carretera es estrecha, y pegada a un gran acantilado desde el que se ve la costa y las ciudades arremolinadas alrededor de bahías. Las salidas a las áreas de servicio en esta carretera son una locura: de pronto aparecen y tienes 20 metros para frenar y estar echando gasolina, así que en general no se puede ir muy rápido por aquí.

En una de las que conseguimos frenar a tiempo paramos a comer como perros, nuevamente, unos bocatas del jamoncillo auspiciado por Unaij. Menudas diferencias con otros países a los que habíamos llevado awful chorizo, y sobre todo en los que el pan era una basura. Da gusto comprar pan en los países mediterráneos. Sin embargo, frente a comer en embarcaderos idílicos, aquí comíamos junto a camiones cisterna lituanos, sentados en una valla metálica, con vistas a unos matojos infectos.

Lago Como

DEspués de comer seguimos nuestro camino y nuestros kilómetritos, hasta llegar a la parte sur del lago de Como, uno de los míticos del norte de Italia. Las expectativas eran casi tan altas como la temperatura (40º), así que nos pusimos los pertrechos de baño y nos acercamos al lago.

pos va a ser que no hay baño...

La "playa" estaba un poco llena

Una vez allí, no sé si por el calor, por la cantidad de gente o por qué, la desmotivación cundió y nos desmotivamos del baño. El lago es espectacular, con los alpes de fondo, y además tenía el agua calentita, pero había demasiada gente, hacía demasiado calor, y la playa era demasiado estrecha.

Como quedaba un trecho para Trento aún, decidimos desmoralizarnos y seguir chupando carretera.

piazza del duomo
en nuestro hostel se saludaba en todas las lenguas posibles!

Sobre las 8 de la tarde, tras un día agotador, llegamos a Trento. El norte de Italia no parece la Italia del imaginario, parece Alemania o Austria. Trento, ciudad mítica en la historia de la iglesia, no era menos. Cuando encontramos el HI en el que nos alojábamos, que suponía un super salto de calidad respecto al de Nîmes (los colchones de las literas eran viscoelásticos, demonios!), nos duchamos y salimos a ver la famosa ciudad conciliar.

Trento es una ciudad muy elegante, con fachadas muy antiguas pintadas con frescos de otras épocas. La plaza central se llenaba de turistas, incluso a las 8 y media de la tarde, y de ella salían calles antiguas y estrechas que te llevaban unos siglos atrás, eso sí, todo rodeado de tiendas de ropa famosas. Para cuando llegamos al palacio donde se celebró el famoso concilio en el que se trató la escisión de la iglesia protestante, ya había anochecido y no pudimos ver gran cosa.

Lugar donde se celebró el concilio
ahhhh... il conciiiliooooo... (Xavislav no hace muy bien de Tom Hagen, y Karloš haría bien de Padrino si lo hubiera interpretado Clint en vez de Marlon)

 

En su lugar, fuimos a una de las pizzerías recomendadas por el personal del hostel, ya que estábamos en Italia, teníamos que ponernos morados a pizza. Así fue.

Encontramos cerca de la piazza del duomo, la Pizza Da Andrea, pizzería recomendada y de buena calidad en la que nos pusimos finos, agobiados por el terrible calor del horno en una noche que no bajaba de los 30º.

Después, para refrescar nos acercamos al bar Accademia, también recomendado, y supuesto bar con ambientillo, pero que estaba bastante vacío. Sin embargo en la terraza pudimos tomarnos una cerveza Dolomiti, que refrescó y nos dejó finos. El problema de este bar, que está muy bien en general, es que tiene wifi, por lo que llegó un momento en el que los cinco estábamos cabeza abajo, mirando el móvil y comentando jugadas varias por internet.

El cansancio hizo bastante mella, así que terminamos por irnos al hotel relativamente pronto (tampoco había mucho que hacer en Trento), ya que al día siguiente era el primer día de vacaciones de verdad, con la visita a la marmolada!

accademia

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