Calabacín en Caledonia, capítulo 7: De vuelta en Edimbur… AL PULMÓN!

Calabacín en Caledonia, capítulo 7: De vuelta en Edimbur… AL PULMÓN!

Al levantarnos todavía estábamos pensando en las hazañas de Iñigoch de la noche anterior, pero tuvimos que sobreponernos para ir, antes de que fuera demasiado tarde, a hacer cola al castillo de Edimburgo para no comernos la oleada masiva de turistas.

dscf5930

Nos la comimos de todas formas. Era bastante pronto pero los turistas no defraudan y el castillo estaba hasta los topes. Cuando lo ves desde abajo el castillo parece grande, pero no gigante. Una simple fortificación en una colina. Cuando te dicen que hay que pagar 25 libras por entrar, te buscas el orificio de salida, ya que no es un sablazo, te perforan con una espada bastarda. O eso parece, pero resulta que el castillo es enooooooorme, y bien puedes pasar todo el día viendo salas, mini museos militares, de reyes, aposentos, etc.

dscf5933 dscf5934 dscf5935

El castillo es pues una visita interesante que nos llevó prácticamente toda la mañana y nos dejamos cosas por ver por puro agotamiento.dscf5937 dscf5938 dscf5940

Agotamiento y calor, hacía muuucho calor.dscf5942 dscf5943

A medio día comimos  un evidente plato de pasta (carbonara, of course) en un restaurante barato que pillamos por el centro donde todos los camareros y demás sabían castellano, y cuando acabamos nos fuimos al marys milk bar, una famosísima heladería en los bajos del castillo, que haciendo honor a su fama, soportaba unas colas de 20 o 25 minutos para comprar un helado.  Al menos estábamos en una de las zonas más céntricas de Edimburgo y había mucho ambiente y teatro callejero.dscf5944 dscf5945

Iñigoch disfrutó con su nuevo helado de la supuestamente mejor heladería de Edimburgo, en la que sí había chocolate (qué gusto volver a la civilización).  Y después nos fuimos a pasear por la vieja ciudad bajo un sol asfixiante. Vimos tiendas de gaitas, tiendas de kilts, tiendas de whisky, y vuelta a empezar, gaita, kilt, whisky. Todo era lo mismo. Hasta que siguiendo por la Royal Mile, llegamos hasta el parlamento escocés, donde estaría el famoso Salmond, independentista de proh, y que curiosamente está situado justo en frente del palacio de Holyroodhouse, de los reyes británicos. Pero bueno después de ver los museos militares del castillo tampoco sorprende mucho que votaran no en el referendum de independencia, hay un rollo de orgullo militar que se intrinca un poco con el servicio a la corona y blablabla, que tampoco da la sensación de un sentimiento mayoritario independiente, por mucha banderita que te pongan. dscf5946

Por la tarde volviendo asfixiados por el calor, hicimos una parada en el primark para comprarnos unas spare-t-shirts, ya que nos habíamos quedado sin ropa limpia, y fuimos a descansar un poco al hostel. Y por la noche llegó el desfile.

dscf5948

Uno de los grandes highlights del viaje era ir al Military Tattoo, un desfile militar musical en el castillo de Edimburgo, de las famosas marching bands. Algo muy muy anglosajón, en el que de hecho había multitud de miembros de maching bands americanas entre el público (algunas bandas enteras), algo que supimos porque el desfile tiene un animador que media hora antes del espectáculo va saludando a toda la gente del público que por una razón u otra sabe que están allí. El desfile básicamente consiste en bandas de música de ejércitos y otros cuerpos armados que tocan temas clásicos de forma muy muy bien sincronizada con sus movimientos. (Clásicos militares quiero decir, pero ya se sabe la frase de Groucho: la inteligencia militar es a la inteligencia lo que la música militar a la música. Pues eso).dscf5949

El desfile, como todo desfile militar, por muy musical que sea, no aporta gran cosa al espectador, salvo a aquellos que sienten ese orgullo militar del que hablaba antes (uno de ellos se sentaba a mi lado, un señor muy mayor que casi llora). Para todos los demás, añadían florituras de baratillo como hacer acrobacias en una moto o tocar temas de star wars con las gaitas. Sólo faltaban los palitos de luz.

dscf5950 dscf5952

También invitaban a miembros de otros ejércitos del mundo que hacían el canelo con sus armas y sus tambores. dscf5953 dscf5956

Y no podían faltar los fuegos artificiales, y como este año tocaba visita de Nueva Zelanda, pues qué menos que tocar temas del Señor de los Anillos.dscf5958 dscf5959

Las chicas que bailaban eran lo más alejado de los motivos militares, y por ende, lo  más interesante para el común de los mortales (de los que habíamos pocos, por otra parte)

dscf5962 dscf5964 dscf5968 dscf5969

Cuando el desfile acabó hacía un frío de mil demonios, pero no pudimos irnos sin despedirnos con otra super pinta, esta vez en un bar random de cerca de nuestro hostel, en el que también los camareros eran españoles.dscf5971

Al día siguiente salimos con calma hacia el aeropuerto, donde había que hacer multitud de compras de whisky y otros items. El viaje a pesar de lo relajado, había terminado siendo cansado.

dscf5972

Pero había que reponerse, en cuanto aterrizáramos empezarían las fiestas de Bilbao!

2 comentarios sobre “Calabacín en Caledonia, capítulo 7: De vuelta en Edimbur… AL PULMÓN!

  1. El “Military Tattoo” fue estupendo. Muy espectacular
    Vaya cara de demacrado que tengo de vuelta a casa ,jeje

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.