Huíamos de Nueva York. Pronto. En nuestra Kia Sedona. El destino era Washington DC, motivadísimo para conocerlo después de House of Cards… Lo que hace la tele…

Si lo ves en un mapa, DC está realmente cerca de Nueva York. Pronto descubres que esa cercanía son más de 400 km, así que es un Bilbao-Madrid, pero por aquellas carreteras, que no son precisamente la nacional 1.

En USA cada estado tiene sus carreteras, y aunque hay interestatales que de alguna manera son un poco homogéneas, hay cambios brutales de unos estados a otros. Por ejemplo el estado de Nueva York tiene unas autopistas del guano llenas de baches. Pasas a Nueva Jersey y las carreteras son notablemente mejores, incluso en la interestatal 95 que cogimos, tienen 6 carriles por sentido, de los cuales se separan 3 de otros 3 con una mediana, y los 3 de la derecha son para camiones y los de la izquierda para coches. Gozada. Pero luego pasas a Delaware, y la cosa empeora. Y acabas en Maryland, y cuando tienes que cruzar Baltimore por sus túneles bajo la bahía de The Wire, el atasco se empieza a notar. Creo que hicimos los últimos 100 km, desde mucho antes que Baltimore, hasta DC en un atasco permanente. No de estos que estás parado, pero sí de estos que vas a 30. Así que tardamos LA DE DIOS.

A Washington llegamos a medio día del viernes. Parece que era la hora en la que congresistas, senadores y funcionarios emigran. Las calles de Washington eran un infierno de tráfico. Tardamos 45 minutos en recorrer los 4 kilómetros que nos separaban de la casa. Cuando llegamos el agotamiento era máximo, pero salimos echando betún hacia Arlington, Virginia (otro cambio de estado :D), para ver el súper cementerio de la guerra.

El cementerio de Arlington es muy llamativo. Sabes que un país es especialmente warmonger (palabra del civic :P) cuando tienen todo tan descuidado y dejado menos el cementerio de sus muertos de la guerra. Que está impecablemente cuidado, en un lugar privilegiado y en el que se respeta el silencio. No hay muchos más sitios así en lo que yo conozco de los estados juntitos.

Arlington está aparentemente ordenado por guerras, pero luego vas descubriendo que hay soldados de todas las guerras más o menos repartidos, aunque puedes encontrar bloques enteros de la división 101 airborne, por ejemplo (otra referencia a serie, Brothers in Arms)

En lo más alto del cementerio está la tumba y mausoleo de los Kennedy. Es curioso que en este super cementerio nacional lo más destacado sea Kennedy, que con todas sus muchas luces en su mandato, también tuvo un buen puñado de sombras… aunque claro, que te vuelen la cabeza en circunstancias sospechosas supongo que da puntos para que te den el mejor rincón del cementerio. Y cuando descubres dónde está enterrado el padre fundador Washington, y por qué, pues ya te echas unas risas (eso en el siguiente episodio). De otros míticos como Lincooolllrrrrlhhhllhn, Franklin o Jefferson no se sabe nada, pero no están en el macrocamposanto. Igual es porque no murieron en acto de servicio, como JFK.

En fin, el caso es que allí tienen metida también a Jackie O, que me imagino que levantaría alguna que otra postilla… y lo más curioso que me pareció: la peña echa monedas a la tumba de los Kennedy! ¿Por qué? ¿qué necesidad hay? Si no hay ni agua! Me imagino a la gente llegando a la tumba, intentando presentar sus respetos, no saber cómo, ofuscarse durante unos segundos, y finalmente echar mano de la calderilla y largarse silbando.

Después vimos la tumba del soldado desconocido, muy mítica. Y graciosa. Hacen cambio de guardia cada 10 MINUTOS! Así que los guardias mucho no se cansan. Y es todo bastante aparatoso y poco elegante. Llevan unas gafas de sol homologadas, super feas y que no pegan ni huevo con el uniforme, y dentro del monumento puedes leer que es porque como todo es de mármol blanco, al final del día pues se quedan medio ciegos. Pero es bastante ridículo en su conjunto. Aunque muy solemne.

Arlington cierra a las 7 así que no pudimos ver mucho más, y bajamos a Washington de nuevo (otro cambio de estado!) y nos acercamos a la casa blanca, que es absurdamente pequeña, y está muy lejos de la valla. La vigilancia del servicio supuestamente secreto (lo llevan impreso en el pecho en letras enormes)  es tirando a discretita, lo cual lleva a pensar que es más o menos normal que la gente salte la valla. Otra cosa es lo que les pase después de saltarla :D

Y justo en frente se veía el monumento a Washington. Esto sí que es impresionante. Es ENOOORRRME, no defrauda como la maldita estatua de la libertad.

 

Todavía me acuerdo de cómo se mofaban en los simpson y futurama sobre esto :D

Anyway, el día siguiente iba a estar destinado íntegramente a ver esta parte de DC, así que nos fuimos a la cama, que ya tocaba.