Eslovenia, capítulo 12: Il Circolino
La conexión Ljubljana-Bérgamo iba a llevar un buen rato, así que decidimos salir pronto de la capital Eslovena para aprovechar algo la tarde en la encantadora Bérgamo.
Un escueto desayuno a base de tostadas con nocilla y té, pagar en efectivo (empezaba a estar de moda que en ningún sitio aceptaran tarjetas), y despedirnos de Ljubljana.
En realidad la distancia era de poco más de 400 km, pero siempre hay cosas con las que te topas. Además, habría estado bien parar en Venecia de camino, pero precisamente al llegar a Venecia nos encontramos la gran caravana, formada por coches que entraban y salían de la ciudad de los canales. Entrar habría sido bastante infierno, así que seguimos adelante, topando con algunas caravanas adicionales.
Llegamos a Bérgamo hacia el medio día, con un calor fuera de lo normal. Aparcamos en el mismo centro de Bérgamo para encontrar el 5 vie Bed and Breakfast, pero costó lo suyo, y de hecho tuvimos que llamar al dueño, ya que no tiene ningún tipo de distintivo ni señalética.
Al final el tipo vino a buscarnos y nos llevó a… su casa! El espectacular bed and breakfast, una casa decorada de película de los años 40, con techos altos, grandes puertas blancas, era en realidad un ala de la casa en la que vivía el tipo este con su mujer y su hija. El sitio era caro, pero en realidad estabas alquilando dos habitaciones y un baño de una casa terrible. Lo mejor era la terraza. Gigante, con una mesa, sombrillas, muchas plantas y relajación.
El señor del B&B, que era un encanto de hombre, desde el minuto uno nos estuvo vendiendo lo guapas que eran las mujeres italianas, especialmente las bergamasche, que eran lo mejor del mundo… no como las holandesas que son “bruttisimas” (entiendo que brutta es fea en italiano :D). Qué italiano más estereotípico: camiseta de tirantes, rechoncho, simpático, y desde el principio hablando de mujeres y comida :D
Lo que nos dio después fue el arca de la alianza del aparcamiento en Bérgamo: su tarjeta de aparcamiento. Por lo visto el aparcamiento en Bérgamo es casi imposible, y las tarjetas de aparcamiento son un artículo de lujo que casi casi sólo puede conseguirse con contactos en la mafia :D
Así que nos acompañó a poner la tarjeta, nos dijo que podíamos quemarle la casa pero que no perdiéramos esa tarjeta de ninguna manera, y después nos recomendó echarnos la siesta, y cuando el calor bajara, visitar el centro de Bérgamo, y subir a la colina donde está la ciudad vieja y el castillo. Allí debíamos buscar il piccolo circolino de nosequémovidas. Se trataba de un restaurante que fue una cárcel, y se comía comida tradicional italiana por poco dinero.
No dudamos en hacerle caso, después de uno de nuestros últimos bocatas en la espléndida terraza del 5 vie, nos echamos una siesta en aquellas camas de peli de época con cabecero de hierro forjado y mullidos colchones, que nos permitió salir descansados al centro de Bérgamo.
Es una ciudad muy atractiva y agradable, con un centro peatonal con bastante vidilla. Esto en la parte baja.
Cogimos el funicular para subir a la parte alta, donde está la ciudad antigua y todo el patrimonio cultural de Bérgamo, iglesias, duomos, castillos, y calles peatonales estrechas llenas de pequeños comercios y bares que fabricaban su propia cerveza… Un ejemplo a seguir. Eso sí, estaban todos vacíos.
Dimos una buena vuelta por la colina de Bérgamo, sus calles y sus iglesias, y hasta nos ofrecieron un tour gratuito guiado por los diferentes edificios, pero lo rechazamos, ya que somos así de duros y no nos gusta estar atados…
Cuando apretó el hambre buscamos el Circolino, el restaurante recomendado por el crack del B&B. Costó un poco encontrarlo, ya que estaba en una subcalle. El restaurante estaba en un gran patio cubierto de plataneros, con un montón de mesas y muchísima gente. Al parecer, a pesar de estar escondido, era un sitio mítico.
Conseguimos una mesa y nos pedimos unas pizzas y unas cervezas de la casa. Parece que en Bérgamo el que no fabrica su propia cerveza no es nadie.
Las pizzas estaban perfectas, tal vez las mejores del viaje, sólo compitiendo con las de Ljubljana; las cervezas no tan buenas, pero de todas formas pagamos muy poco por la cena de los 5.
Un paseo nocturno nos llevó andando hasta el centro de Bérgamo, bajando por el lateral de las murallas, donde al parecer se concentraba toda la fiesta de la ciudad, que no era poca. Todos con su scooter, que casi casi metían hasta los bares, y buen ambiente.
Seguimos hacia abajo de todas formas, ya que el día siguiente iba a ser el peor del viaje: casi 1000 km hasta Toulouse.
Pillamos la cama del 5 vie de muy buen grado, aunque algunos no tuvimos una noche tan buena como cabría esperar: las pizzas se cobraron alguna víctima.
6 comentarios sobre “Eslovenia, capítulo 12: Il Circolino”
La casa del tipo italiano era la bomba. Y eso que estaba segregada, ya que la otra parte era donde vivía el y su familia. El desayuno fue la bomba y eso que algunos no probaron el bizcocho casero que nos había hecho la mujer del dueño. Había muchas cosas en el Bed&Breakfast, pero el bizcocho fue la bomba.
Y el sitio de cenar que nos recomendó el tipo nos costo un rato encontrarlo. Pensábamos que estaríamos solo con gente de Bergamo, pero el local se peto. Buena pizza entre pecho y espalda.
si, y el vino napolitano, del que no me acordaba :D
Plan: Pillamos un vuelo a Venecia, alquilar coche y subir a Dolomitas. Patear a muerte por allí y un par de dias a Bérgamo. Volver.
Esta zona no la tenía fichada y la verdad es que me gustó muchísimo. Las dolomitas me parecieron guapísimas y Bérgamo bien merece otro finde.
me parece stupendo el plan, aunque me quedo más con la parte de patear las dolomitas… bergamo ya me quede a gusto….
cuando?
Por cierto, que tu cámara pilla más los colores porque al final del viaje estaba muy moreno y no parecía leche entera como en las fotos.
mi cámara pilla los colores stupendamente :D poco moreno te podías haber puesto todo el día con la camiseta :D