Noruega, capítulo 11: Rodeo polar

Noruega, capítulo 11: Rodeo polar

Día gris en Mosjoen, que anticipaba lo que sería la jornada.

Teníamos dos rutas posibles para hacer unos 500 km. La ruta turística que bordeaba la costa y una ruta interior que no tenía gran cosa, pero en la que se hallaba la casa museo del círculo polar, en la altura en la que se cruzaba la línea del polo Norte. Éste era un checkpoint importante así que decidimos subir por la ruta interior hasta el círculo polar, después volver a bajar hasta Mo i rana y coger la carretera de la costa. El círculo polar estaba a 100 km, más otros 100 de bajar, más l0s 500 de costa, nos daba unos 700 km. Podía hacerse.

Así que empezamos no demasiado pronto, aunque tampoco muy tarde, el ascenso a Polarsirkel. Estaba en una zona bastante elevada así que nos comimos un puerto de montaña bastante estrecho, caravanas, camiones y muchas motos. Aunque no hacía un día muy bonito, cuando fuimos llegando a la parte más alta se fue despejando y dejando ver unos paisajes espectaculares. El bosque se convertía en tundra y los trenes trans-noruegos circulaban en paralelo a nosotros por estrechos pasadizos.

recordando a Alerta máxima 2
paisaje islandés

Hacia la una llegamos al Polarsirkel, con el monumento que indica que estábamos cruzando al círculo polar, y la casita turística llena de souvenirs y una cafetería. Aprovechamos para hacer unas buenas compras, la mayor parte de regalitos los trajimos de allí, del mismo círculo polar.

Junto al Paralelo 66.5º
esto esta por todo el mundo, va a haber que introducirlo en Bilbao también
Karlstad contribuye a la causa
super turist senteret
más en el paralelo

Después de un buen rato haciendo el mono por allí, bajamos de nuevo todo el puerto, haciendo una parada ultra rápida en un área de carretera para comprar unas patatillas para sobrevivir, ya que el hambre empezaba a apretar.

Al llegar a Mo i Rana tomamos la carretera turística de la costa, que tenía una pinta estupenda. Serían cerca de las cuatro de la tarde. Y el GPS nos marcaba… 13 horas hasta el destino! 13 horaS? cómo podía ser tanto! eran 500 km… Estaba mal, no podía ser…

Seguimos avanzando unos cuantos kilómetros pero pronto nos dimos cuenta de que el GPS no engañaba. Eran 13 horas, ya que la ruta incluía unos cuantos ferrys, que son más lentos y hay que esperar a que aparezcan. El GPS por lo visto da una estimación de la media que se puede esperar, aunque puedes tener suerte y llegar y que haya un ferry, también te puede tocar esperar 1 hora. Sin pensarlo demasiado, nos dimos la vuelta de nuevo para volver a la carretera no turística, la del polarsirkel, la que acabábamos de bajar.

Como eran horas un poco indecentes, nos pusimos a comer allí mismo en el coche, dejando indecente el propio coche. En una rápida parada en un Kiwi para comprar provisiones, Xåbi aprovechó para comer, ya que estaba conduciendo.

No tardamos mucho en recuperar la vieja ruta, hola de nuevo puerto, hola de nuevo vías del tren junto a la carretera, hola de nuevo paisaje de la tundra… hola de nuevo Polarsirkel!

hola otra vez polarsirkel!
hola otra vez tren!
hola otra vez montes!

Tras unas cuantas horas de coche insulso, y algún que otro ferry, llegamos a Hamarøy, el pueblo en el que pasaríamos la noche. Una vez más, el pueblo no era mucho más que el propio camping, que era enorme. Nos costó encontrar la recepción, ya que ésta consistía en un bar que estaba al fondo del mismo. El camping era un terreno en cuesta que bajaba hasta la costa de un tranquilo fiordo y donde se arremolinaban cabañas y caravanas. Podía haber habido un atardecer espectacular, pero el tiempo era bastante gris, y por una vez, estábamos empezando a notar un frío que se clavaba, más propio de Noruega.

Los recepcionistas no estaban, sólo su hija, una muchacha de unos 16 años que creo que estaba flipando por ver extranjeros, por la forma en que nos miraba y nos hacía preguntas de todo lo preguntable. Igual el camping era frecuentado por noruegos… Al día siguiente descubriríamos info adicional sobre la chica que nos dio alguna pista de porqué le fascinábamos.

Nos enseñó nuestra cabaña, enorme, a todo lujo, con un gran salón con sofás, y dos dormitorios independientes, y una calefacción muy agradable, teniendo en cuenta el frío que hacía fuera. Además, esta noche daban… sí! el episodio V de Star Wars!! estábamos en racha!!

Y allí, en medio del frío de Hamarøy, vimos las escenas de Hoth el planeta helado. Calentitos en nuestra cabaña de madera. Eran las 23.30 y aún era de día. El círculo polar se notaba!

Mañana llegábamos a Lofoten, la tierra prometida!

2 comentarios sobre “Noruega, capítulo 11: Rodeo polar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.