Alemania y Austria, capítulo 4: La leyenda de Knuckel Vance
Amanecer en el Alpina Ros de Berchtesgaden fue una maravilla, especialmente para Xabimann y para mí, que nos habíamos quedado con la habitación doble, alejados de los ronquidos de Iñigenstein. Por fin habíamos podido dormir toda la noche a pierna suelta. Unaien y Karl no pudieron decir lo mismo :) Iñigenstein no tenía claro si había dormido bien o no, pero para Karl era bastante obvio que sí. El desayuno estuvo a la altura del hotel, y nos pusimos morados,…