Alemania y Austria, capítulo 11: Knuckelhaus immer wieder
El día 11 empezó bastante pronto, y bastante mofas. A eso de las 4, la luz de la habitación se encendió. El alemán que estaba durmiendo con nostros no había podido dormir ni un minuto por culpa de los truenos respiratorios de Iñigenstein. Estaba enfadadísimo y flipaba con que nosotros pudiéramos soportarlo. Yo tenía mis tapones, pero en el fondo es bastante flipante que los demás pudieran soportarlo. El caso es que con la luz dada, con la voz elevada…