Namibia, capítulo 3: Kalahari desde arriba

Namibia, capítulo 3: Kalahari desde arriba

En nuestro segundo día en Waterberg teníamos una excursión contratada, ya que al ser una reserva privada sólo podías hacer excursiones con los tipos de la reserva, no con tu coche (que de cualquier manera no habría sido demasiado fiable, dadas las circunstancias). Por la mañana íbamos al plateau, la meseta. Como contaba anteriormente, Waterberg es una especie de oasis metido dentro de una herradura, que es una elevación con forma de V que rodea a la fuente de agua. La elevación es plana en su parte más alta y es conocida como el plateau, o meseta, y en ella guardan algunos de sus animales más preciados (para hacerlos más inaccesibles a los furtivos), como algún rinoceronte negro y algunos búfalos cafre.

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A primera hora salimos hacia el centro de reservas y nos recogió un guía junto con un grupo de alemanes tipo mayorquín y un par de parejas de viejos. Empezamos el muy vertical ascenso al plateau por las paredes de roca y poco más de 40 minutos después estábamos en lo más alto, con buenas vistas por un lado del interior de la herradura, y por otro, del desierto de Kalahari que se extendía kilómetros y kilómetros hasta llegar a Botswana._MG_5639 _MG_5642 _MG_5649

El desierto no está desierto, si no poblado por una capa de arbustos que en esta época del año (final de la temporada seca) estaban completamente grises. De ahí el nombre de los moradores de estas tierras, bosquimanos, o bushmen en inglés, literalmente hombres de los arbustos. Son ésos que salían en la peli de Los Dioses deben estar locos, y que hablan con chasquidos. Días después conoceríamos a uno de ellos y veríamos como efectivamente tenían ese extraño lenguaje. _MG_5653 _MG_5655

40 grados. El guía vistiendo pantalón largo, camisa de las gordas de manga larga, y chaleco de tela de polar. No sudaba
40 grados. El guía vistiendo pantalón largo, camisa de las gordas de manga larga, y chaleco de tela de polar. No sudaba

Arriba del plateau, más allá de las vistas del desierto, las fotos de todo el mundo, y las explicaciones del guía sobre los bosquimanos, los aceites que fabrican con las plantitas locales, y demás, pues no vimos ningún bicho llamativo. _MG_5664

Al final, y casi indistinguible entre los arbustos, nos encontramos con uno de los búfalos que vivían aquí. Era un bicharraco enorme (es uno de los big 5, junto con leopardo, elefante, rinoceronte y león). Molaba verlo de cerca, pero lo que no molaba tanto era ver al guía bastante angustiado, diciéndonos que estuviéramos en silencio y llamando por radio para decir que mientras el búfalo estuviera allí no podíamos bajar.

Al final el búfalo se movió un poco y lo fuimos bordeando con extremo cuidado (los alemanes escandalosos no tanto, se acercaban peligrosamente para echar fotos, algo que sí hizo sudar al guía). Pero al final conseguimos bajar del plateau para mudarnos a nuestro nuevo campamento (ya que alguien la habia liado con las reservas y teníamos que cambiar a otra zona de acampada para las otras noches).

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Allí comimos y fuimos a visitar por la tarde, andando, con toda la solana, al campamento principal del Waterberg, la Wilderness Lodge, que tenía las chozas de mayor nivel para la gente que venía con pasta. Estaba completamente vacío, así que estuvimos un buen rato en la cafetería usando el wifi, el único momento de toda la visita a Waterberg en el que realmente tuvimos acceso a internet. Bajo el sol abrasador volvimos a nuestro nuevo campsite, y estuvimos pasando el resto de las horas infernales del día en la charca de agua helada, bañándonos y leyendo un poco. Cuando refrescó un poco volvimos a subir al campsite de arriba, al que habíamos ido por la mañana para hacer la excursión, y allí nos tomamos unas cervezas y contratamos la excursión del día siguiente.

Nos anocheció bastante rápido así que nos volvimos a nuestro nuevo camping a cenar, esta noche sin criaturas del infierno, y a cambio con una hoguerita super chachi que hicimos, en la que no asamos nada de carne, pero nos daba calorcito y luz.

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