Calabacín en Caledonia, capítulo 1: Gaitas y puñales
La British nos llevó hasta Edimburgo eficazmente y para las seis de la tarde ya estábamos en el Baxter hostel, dejando maletas y preparándonos para visitar un ratito la capital. La chica que nos atendió nos preguntó qué pensábamos ver en el festival de teatro y actividades callejeras que estaba teniendo lugar en ese momento, algo de lo que no teníamos ni idea, pero ya era buena chanza aterrizar en Edimburgo en pleno festival de teatro. Así que acompañando a la super nube gris y a la lluvia intermitente, tuvimos a una variedad de músicos, magos, actores y artistas varios a lo largo de toda la milla real.
Edimburgo es una ciudad agradable con buen ambiente,pero más allá del castillo tampoco tiene mucho para ver. En seguida se nos fue haciendo de noche y empezamos a buscar un lugar para saciar las ansias de Unaigh.
Encontramos una especie de recinto ferial con comida callejera, bebida y música en directo que estaba muy bonito y agradable y decidimos pincharnos allí mismo unas hamburguesas. La de Unaigh de haggis, para no defraudar.
Las patatuelas no podían faltar.
Pero a lo que íbamos: había que buscar un buen garito para tomar cerveza, a poder ser de esas de fuelle. En la calle Rose pudimos encontrar un pub estupendo donde habñia gran variedad de birras y mayoría de público escocés, lo cual siempre era de agradecer.
Salimos contentos del bar y aunque ya era un poco tarde, teniendo en cuenta que al día siguiente salíamos pronto hacia el norte, buscamos otro local donde probar nuevas birras artesanas. Encontramos un nuevo antro cerca del hostel, al lado del apple store, donde además de la cerveza encontramos una nutrida banda de jazz que nos quiso cautivar con canciones y música ligera. El swing y el encanto del local hacían que sólo echáramos en falta unas bolsas de papel marrón recubriendo nuestras bebidas y unas flappers bailando lindy hop en el centro del local.
Para media noche ya estábamos en nuestras lujosas camas del baxter hostel, aunque no duraríamos mucho allí. Inverness esperaba.
3 comentarios sobre “Calabacín en Caledonia, capítulo 1: Gaitas y puñales”
¿Pero hay codillo o no hay codillo?
este fue el viaje de los espaguetis carbonara, no del codillo :D
Fue llegar a Edimburgo y ponernos la chaqueta ,jeje. Esa lluvia típica de Escocia