Nueva York para Calabacines – 14. Taxi horiak

Nueva York para Calabacines – 14. Taxi horiak

Laister autobusera altxatuko naiz…

Ya quedaba poco para subirse a ese autobús y ver a la gente famosa en las estaciones. Era mi último día en Nueva York, y lo iba a dedicar a lo más turístico. Aunque hace cuatro años había estado haciendo el turista por esta ciudad, buena parte de los planes del día 14 iban a ser nuevos. Eso estaba bien.

Para empezar, cogimos por la mañana el ferry de Staten Island. Hay dos formas de arrimarse a la estatua de la libertad, que es un fraude de estatua, extremadamente pequeña, y extremadamente magnificada por el cine. Se puede ir directamente a la estatua, pagando. En 2011 pagamos por ir, ya que teníamos la city pass, y esta era una de las visitas que contemplaba. Pero si no te sacas la city pass, o no eres un parguela, puedes verla desde un poco más lejos (merece la pena, porque de cerca defrauda mucho) cogiendo el ferry que va a Staten Island, y que pasa por al lado y es gratis.
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Por alguna razón, todo dios sabe que este ferry es gratis, y básicamente el 90% de personas de la cola, son turistas, que cuando llegan a Staten Island se vuelven a poner a la cola para coger un ferry de vuelta. Incluso los empleados del ferry lo saben y te van dando consejos para que te de tiempo a coger el inmediatamente siguiente.  Esto levanta unas cuantas preguntas, ya que no tiene mucho sentido que haya un ferry gratis (si acaso para la población local que hace ese trayecto), pero son muy pocos, y el ferry es ENORME y muy frecuente. Por otra parte nada es gratis en Nueva York. Es bastante curioso todo. Las vistas molan, pero son mejores la del propio sur de Manhattan que la de la cutreestatua. Eiffel se lo curró más con la torre.

Fenderraren tipoa kalean joten
paranoikoen hiri-babes batentzako
doinu izkutuak

Al bajarnos cogimos el metro y cruzamos al sur de Brooklyn, donde está todo el cogollo turístico, la casa de Truman Capote, el mirador, el bajo del puente de Brooklyn de las pelis de Woody Allen, y la mítica pizzería Grimaldi. Tan tan mítica que había una cola para esperar hora y media. Hora y media para una pizza!!! Mother of god!

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Pasamos en moto y nos pusimos a cruzar el puente de Brooklyn. No sé si sería hora punta, pero había una cantidad de gente aberrante. Había que ir esquivando gente, bicis y vendedores. Pero la el paseíllo mola. La última vez pillamos este puente en obras y cruzamos por el de Manhattan, que es mucho más bonito como puente, pero tiene un paseo mucho más chungo. Por este paseo ves además el puente de Manhattan.DSCF4073

Ya al otro lado estábamos en Chinatown, donde empezamos a buscar algún sitio para comer. Síii, oriental otra vez! :S Por mucho que digan que los chinos comen diferente que la comida de chinos que nos sacan aquí.. en fin.. Exactamente lo mismo, arroz mal cocinado e insípido, pasta blandengue, cosas viscosas de origen desconocido… Al menos era barato, para los estándares de Nueva York, y cobraban, ya metida en el precio (algo que agradecemos los europeos del sur) una propina de “sólo” un 15%.

Para el café “fuimos” a Little Italy, una cutrecalle embebida en el corazón de Chinatown, en la que un puñado de irreductibles italianos mantienen sus poderosos negocios de hostelería. Íbamos a ir al mítico de los espressos, donde hace 4 años ya nos tomamos un buen café, pero han quitado toda posibilidad de sentarse y ahora sólo venden pastelería.

Así que nos metimos en otro aleatorio para descubrir que era un set de rodaje de los Soprano!!! Era uno de los garitos en los que se reunían los de NY, como Johnny Sack y demás. Así que estaba lleno de fotos de Gnadolfini y compañía. Pedimos 6 cafés y dos cannolis, para emular precisamente a Tony Soprano. Los canolis, tóxicos, todo cremaza. La cuenta, 50 euros.

Ene agurrentzako
taxi horiak
nahi ditut ikusi nik
ez zapi txuriak, ez ta malkoak

Después de aquello empezamos a subir hacia la zona cero de nuevo, cruzando el SoHo, y parte de Broadway, para que nuestros invitados pudieran marcar el check de estas zonas. Y al llegar al piso de Irantzu dejamos mochilas y nos dividimos. Algunos pasaban un poco del jazz, pero los que la gozábamos con los programas de Cifu, salimos hacia el Blue Note, que como no podía ser de otra manera, estaba muy cerca de casa de Irantzu, ya que TODO está cerca de su casa.

El Blue Note es una franquicia de garitos jazzeros, que a diferencia del Birdman, que vimos la otra vez, no está fundado por un jazzman, pero tienen un estilo muy similar. Se paga por entrar, y dentro la gente básicamente cena, pagando precios astronómicos por la comida y bebida, mientras un grupo o big band te toca algo.

En nuestro caso era un cuarteto liderado por un trompetista de renombre, que estuvieron a la altura de los 35 euros de entrada, aunque pudieron haberse extendido un poco más. Pero el business es business. A las 10 había otro venue, y nos tenían que desalojar :D

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Al menos nos pudimos tomar un Blue Note Martini, un espectacular cóctel, un poco cargadillo, por sólo 16 euros!DSCF4081

Este bajista era un metrónomo humano, se metía a hacer florituras pero clavaba cada compás. Aquí el jazz se hace impecablemente.DSCF4087Tras el jazz fuimos a cenar al mítico Joe’s Pizza, que ya probara hace años en Los Angeles. El original, de Nueva York, es muy famoso porque precisamente van allí todos los famosos, y tiene sus fotos, y blablabla. Resultado: había infinita gente, y no eras más que un número al que trataban con premura y sin tiempo para pensar tu pedido. El de Los Angeles era más cutre, pero mucho más cordial.

Ari dira hitzak
ari dira hots!
ai dira zaratak…

A la cama. Al día siguiente emigrábamos a Washington.

…nazkatzen ari naiz hiri honeaz!

Por mi parte, ya era suficiente NY por una temporada.

 

4 comentarios sobre “Nueva York para Calabacines – 14. Taxi horiak

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