Eslovenia, capítulo 5: El día más verde

Eslovenia, capítulo 5: El día más verde

No fue difícil despertarse en Bled. Era el primer día que no había despertador, y las camas del Travellers Haven eran excelsas. Abajo el desayuno esperaba.

Lo primero que hicimos fue bajar al lago donde en teoría se podían coger barcas de alquiler para ir hasta la isla central, uno de los sitios visitados de Bled. Al llegar al lago no encontramos ningún sitio que alquilaran barcas. Además, la recepcionista del hostel nos había dicho que las barcas se alquilaban por una hora, así que estábamos un poco pintados para llegar y volver en una hora (la experiencia de Noruega indicaba que no teníamos mucho que hacer).

Todos desplazados por la panzerfaust, recibiendo la solana en el cogote

En lugar de eso, nos montamos en una barquita que llevaba un remero bajito, enjuto y fuerte, que parecía salido de lo más profundo de la Unión Soviética. El tipo, que era bastante parco en palabras, nos comentó que el precio era de 12 euros por persona, incluyendo ida, vuelta y estancia en la isla durante una hora. Parecía suficiente, aunque caro. Además el hombre se propuso llenar la barca, así que estuvimos esperando un buen rato bajo un sol abrasador a que llegara más gente interesada (entre ellos un matrimonio de Vitoria), unos rusos un poco exhibicionistas y una mujer muy gorda que llegó la última, decidió sentarse en el mejor sitio (uno con buena sombra en el que ya estábamos sentados otros), e hizo moverse a los que estaban allí, y a alguno más que se tuvo que ir al otro lado de la barca (el lado en el que pegaba el sol), para equilibrar su sobrepeso.

Unaij toma posición privilegiaad en la barca
apelotonamiento original

El remero soviético se fue poniendo rojo progresivamente y cuando llegamos a la isla parecía que iba a reventar. Allí dimos un garbeo rápido por la isla sin llegar a entrar en la famosa iglesia, ya que estábamos en modo bajo consumo y había que pagar

Remero soviético, recio e implacable
la isla del lago de bled está en un entorno perfecto

Desde la isla las vistas no eran peores

En vez de eso, seguimos intentando encontrar la foto embacadero de Karloš

las poses de embarcadero cada vez son peores

Tras la visita a la isla, volvimos con el super remero del Volga intentando evitar la cercanía de la mujer gorda hunde-barcas.

Pasado un tiempo, el remero no podía más y en vez de dejarnos en el embarcadero de origen, volvimos a uno diferente, que estaba junto a la “playa” en la que habíamos estado la tarde anterior. Al acercarnos vimos una especie de montaña rusa en la ladera de la montaña. Nos acercamos a ver, y vimos lo que era, un chisme para tirarse por un raíl que bajaba por toda la montaña. Unaij y yo tuvimos que montarnos, mientras los demás esperaban abajo, cámara en ristre.

yuuuuu

Seguimos nuestro itinerario por las cercanías de Bled, aunque esta vez ya tuvimos que coger el coche para ir hasta la famosa garganta de Vintgar, a escasos 5 kilómetros.

Llegamos a Vintgar a eso de la una y media del medio día por lo que la mayoría de turistas se estaban yendo de allí. Vintgar es un espectacular desfiladero que discurre junto a un río azul verdoso, entre bosques, rocas y por pasarelas de madera. A pesar de llegar a la hora de comer, todavía quedaba bastante gente en las pasarelas, y a veces te quedabas atascado detrás de una familia con un cochecito de bebé.

Aguas verdes de Vintgar
gente cool en Vintgar

En poco más de una hora habíamos recorrido todo el desfiladero, con fotos de mangurrián incluidas. Al final del desfiladero había una gran cascada a cuya base se accedía por el medio del bosque. En la parte baja había unos animaos echándose unos baños en las aguas heladas y agitadas.

el final del camino
ricosss pecesss mi tessoro

Vintgar es verde

Emprendimos el camino de vuelta hacia el hostel para comer caliente, unos macarrones con un tomate horrible (parece imposible encontrar tomate decente fuera de aquí o Italia). Después de la siestita de rigor, salimos hacia nuestro destino de la tarde, la cascada de Slap Savica.

Para llegar allí desde Bled, son unos 30 ó 35 kilómetros, y hay que rodear toda la base sur del parque nacional del Triglav, pasando por Bohinj y su lago correspondiente, bastante más grande que el lago de Bled, pero con mucho menos encanto.

Lago Bohinj

Al llegar a la zona de Slap Savica, hay que hacer un pequeño trekking montañil subiendo un montón de escaleras talladas en madera, para llegar a un estrecho pasadizo desde el que se ve la cascada más alta de Eslovenia. Sin embargo, una verja impide acercarse suficientemente, por lo que hay que verla desde la distancia y pierde un poco, da mucha menos impresión.

siempre había que subir
Por senderos ancestrales
Pero la cascada estaba bien

Bajamos de nuevo al coche y de camino a casa paramos en el lago Bohinj, con intención de bañarnos.  El lago Bohinj está mejor preparado (al menos eso parecía) que el de BLed, para bañistas, ya que ofrece playas en las que te vas metiendo poco a poco, no como en el de Bled, que te tenías que meter de golpe y en la orilla ya cubría varios metros.

No obstante, como ya era bastante tare y el sol se estaba poniendo, hacía un poco de fresco, así que la mayoría nos rilamos.

Unaij el maquinista

Sólo Unaij en un primer momento e Iñigovič, un poco más tarde, decidieron aventurarse en la playa, que era de roca fina y daba la sensación de ser bastante resbaladiza.

Cuando se hubieron cansado de jugar, volvimos a Bled, para ducharnos, y ver venir.

LA segunda noche de Bled fuimos a cenar a la pizzería Rustika, justo justo al lado de nuestro hostel, y la que la recepcionista nos había recomendado el día anterior.

Las pizzas estaban increíbles en este sitio (incluso la pizza de hierba que se pidió Karloš). Por el tamaño que tenían, tuvimos que pedir 4 para 5, con las consiguientes dificultades de reparto. ¿Cómo dividir una pizza en 5 porciones iguales? Para Bayumir estaba claro, ángulos de 72º. Y su pizza fue dividida con precisión. No así las otras. Menos mal que no teníamos todos el mismo hambre. De ahí salió la idea de generar una aplicación para android que permita dividir las pizzas en los fragmentos que quieras, usando realidad aumentada. (Desarrollo en proceso)

Cerveza pre-cena

Tras la cena dimos una vuelta por Bled intentando descubrir algún tipo de vida nocturna, ya que había una zona con casinos, bares, etc. Pero en general no tenía muy buena pinta, probablemente por se entre semana. Así que acabamos en el bar del día anterior, cuya camarera era muy simpática, y volvimos a la jarra de Laško.

Bled nocturno

Al volver al hostel vimos que en un hostel cercano al nuestro unos extranjeros, probablemente americanos, estaban haciendo la pedazo de fiesta allí mismo.

Seguimos nuestro camino.

3 comentarios sobre “Eslovenia, capítulo 5: El día más verde

  1. Auténtica sorpresa de post. Sobre todo sabiendo que te has tenido que inventar una pipa impresionante para poder conectarte de estrangis y subirlo. Jajaja.

    1. Que va!. WordPress permite programar post. Y hay tres más programados para antes de que vuelva. Lo deje todo preparado :-)

  2. Ya te digo Charles. Nos vendió un humarro brutal con eso de que iba a subirlo en su estancia nipona. En general mu chulo el post. Algunas faltas que otras y por que no decirlo, lo de las pizzas habría que volver al debate. Que pasa con los iphoneros,jajaja
    La foto nocturna muy lograda. Ni color con la que saque yo con mi mierda de cámara compacta,jeje.
    Seguiremos atentos a nuevas noticias en calabacín. Saluditos desde el valle de Cabuérniga. Que aunque parezca mentira llega el WIFI. Sitio chulo al que podeis venir. Que tenga WIFI es el complemento perfecto para MR.Bayu, jaja

    ciao

Responder a Cronosito Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.