Noruega, capítulo 14: Los últimos días de Lofotén

Noruega, capítulo 14: Los últimos días de Lofotén

El único propósito del día 14 era pescar. La idea de conseguir una barca, pescar un bacalao y comérselo allí mismo había arraigado tanto que ya no podíamos concebir que acabara el viaje sin hacerlo. Así que no demasiado tarde, aunque sin prisa, recogimos todo de nuestra supercabaña, pasamos a devolver la tele al tipo militar del hostel, y arrancamos en busca de arrendadores.

A medida que fuimos probando en sitios fuimos descubriendo que eso de que llegabas a Lofoten y alquilabas un bote y pescabas en un fiordo era un mito. En ningún sitio sabían de qué hablábamos y lo más parecido que había eran esas excursiones de grupos, en barcos grandes, en las que sí, te dejaban pescar, pero te llevaban al mar abierto y eran carísimas. No era la idea de botecito y estar tirado con la caña. Lo peor es que aunque nadie alquilaba, en todas las casas, en todos los porches, había barcas con cañas de particulares que efectivamente practicaban lo de pescar en el bote.

Cuando finalmente descubrimos que pescar en esas condiciones iba a ser imposible, decidimos al menos conservar parte del plan, y alquilar una barca de remos para dar una vuelta por un lago. El sitio parecía Hobitton. Un camping con casitas de madera en medio de colinas pequeñas y verdes, con senderos que cruzaban hasta el lago central. En la casa del camping nos atendieron y nos dijeron que las barcas eran para huéspedes pero al final nos alquilaron una con un precio inventado sobre la marcha.

qué jodido

Remar en un bote no es algo tan trivial como puede parecer, hay que meter los remos adecuadamente, de forma sincronizada y con un poco de estilo. Rápidamente surgieron dos grupos de remadores: Bayusson, y los demás. Todos los demás cogieron el ritmo más o menos bien. El ritmo de Bayusson era navegar en círculos o con suerte en zig-zag. La navegación estuvo entretenida, salvo por la lluvia, de la que habíamos librado estos días, pero que empezó a caer justo cuando estábamos en medio del lago, sin ningún tipo de protección.

para otros era más trivial
o una patxanga directamente

Desde la barca podíamos ver a otros en otras barcas pescando, y casas junto al lago en las que había gente pescando, o botes con cañas… en fin…

Tras la barca salimos hacia Evenes. Hoy teníamos un problema, ya que teníamos un vuelo a Oslo a las 6 de la mañana, por lo que no habíamos cogido alojamiento. La cosa se debatía entre coger un alojamiento y dormir en el coche. De momento pusimos rumbo a Harstad, la ciudad junto al aeropuerto de Evenes, que era donde teníamos que dejar el coche y coger el avión.

Ya en Harstad, había opciones de alojarse, pero era un poco tirar el dinero ya que nos teníamos que levantar a las 4 y media. Así que decidimos hacer la de los titanes. Empezamos yendo a un centro comercial a  comer algo, que llevábamos todo el día a galletas. Era pequeño y agobiante, pero dedicamos un par de horas a recorrer tiendas en las que no teníamos nada que mirar, simplemente por hacer tiempo.

Xåbi con su jersey corporativo de Gamesa parecía un mozo de almacén, así que le hicimos una foto trabajando (poco)

Después de mirar todas las tiendas, comer algo y tomar unos batidos, tiramos hacia el centro de Harstad a ver si había algo que hacer.

En Harstad, como era de esperar, no había mucho que hacer. Era una ciudad grande comparada con los pueblitos de Lofoten, pero seguía sin pasar de minipueblo. Allí encontramos un bar elegante donde nos hicimos fuertes a base de cerveza.

Sin saber muy bien qué más hacer acabamos yendo al cine (kino, en noruego), para ver la peli más cara de nuestras vidas: Capitán América 3D! 20 euros al cambio!! Menos mal que la peli no estaba demasiado mal, y se dejaba ver.  Cuando salimos aún eran las once. Como quedaba mucha noche por delante, fuimos de nuevo al bar, que se había animado notablemente.

Cuando ya el sueño empezó a apretar arrancamos hacia el aeropuerto, para conducir lo menos sobaos posible. Llegamos a Evenes sobre las 2 y media, por lo que teníamos unas dos o tres horas para dormir en el frío del coche. Se hizo lo que se pudo.

Cuando por fin abrieron el aeropuerto nos fuimos al calorcito, con esa tontería típica de cuando no has dormido lo suficiente. A volver a Oslo.

 

2 comentarios sobre “Noruega, capítulo 14: Los últimos días de Lofotén

  1. Mola el color retro que tiene la foto de los 3. Creo que xabi a día de hoy tiene todavía más equipamiento de Gamesa que entonces.

  2. Xabi se está corporativizando like a boss. Pronto nos intentará vender aerogeneradores para nuestras casas.

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