Nepal y Tibet. Capítulo 8: La espera

Nepal y Tibet. Capítulo 8: La espera

El día 8 era el día. Por fin íbamos a ver el Everest. Qomolangma. Sagarmatha. Así, no resultó duro madrugar. TEníamos un largo camino que nos llevaría hasta Rongbuk, la ciudad donde íbamos a dormir. Fue un viaje sin demasiadas incidencias. Habíamos dejado ya la carretera normal y empezábamos a usar los caminos sin pavimentar tibetanos. Si la poderosa mano de obra china no había llegado aquí, qué nos esperaba en Rongbuk??  Algo que sí había era cobertura de teléfono. Eso siempre estaba a tope. Días antes TEnzin nos había explicado que se debía a que el gobierno chino tiene controlados en todo momento a todos los guías turísticos y sus respectivos grupos. Cada cierto tiempo un funcionario llama al guía y le pregunta situación, estado del grupo, dónde se va a dormir… Si algo fallaba en la comunicación, ya podías dar por seguro que el ejército popular se presentaría sin tardar mucho.

La carretera se retuerce, y yo me dejo llevar...
Yiiiiihaaaa

El camino, dentro de no ser pavimentado, era digno, se podía hacer bien, aunque nos adelantaban todos los todoterrenos, ya que la hiace iba un poco limitada. Xhabitse y Tse-dhano iban bien reventados, el primero en su etapa más crítica de la gripe y el segundo con una mezcla de mal de altura y otros males diversos. Tse-dhano había acumulado varios días de poco descanso y mala alimentación, y estos días se estaba notando con la altitud. Especialmente se notó en nuestro último paso de montaña, a 5050 metros. Aquí costó incluso bajarse de la furgoneta. Habíamos dormido a 4900, pero cada metro se notaba.

Último paso de montaña, 5050 metros!

Después de ese paso empezamos una vertiginosa bajada que nos hizo dudar de si íbamos realmente a un sitio que estaba  5300 metros… dios bendito! íbamos a tener que volver a subir de nuevo con la Hiace.

Desayunando/comiendo en un pueblo perdido entre las montañas

En la zona baja del puerto encontramos una agradable ciudad, rodeada de campos de cebada y montañas altísimas. Allí, Tenzin, haciendo uso otra vez de sus conocimientos de gentes locales, nos llevó a una casa particular donde hicimos el almuerzo (hoy a las 11 de la mañana, ayer fue a las 16.00…  menudo descontrol de comidas que llevábamos…)

El restaurante tenía de todo...
té de jengibre en preparación
Iñigorkha se arranca un blues
El driver emula a Kunga

Allí el driver nos deleitó con su música, y comimos un poco de arroz y té tibetano. Empezamos a tomar te de jengibre, que al parecer es muy útil para la adaptación a la altitud. Y partimos hacia rongbuk

Cuando estábamos llegando al pueblo, Tenzin nos dijo que no íbamos a dormir en Rongbuk, tal como estaba planificado si no que nos iba a llevar al recinto inmediatamente anterior al base camp del everest. Por lo que dijo, el hotel de Rongbuk era frío y estaba a desmano. Nos ahorramos ese dinero y seguimos adelante

Este punto, lleno de tiendas de campaña con chimeneas dentro, y jeeps con chinos dentro, era el último punto habitado antes del campo base. Estaba mucho más adelante que Rongbuk, y tan solo a 4 km del campo base. DEsde aquí sólo podía seguirse a pie, o bien en un autobús público del parque natural de Qomolangma. Éste era el sitio para pasar la noche, y era perfecto!

El campamento, y sus jeeps llenos de chinos

Nuestra tienda estaba habitada por un matrimonio y sus hijos y otros familiares. Había un gran habitáculo con la chimenea en el centro y otro secundario donde dormía la familia. Todo eran sofás corridos, mantas de yak, y unos abrigos del ejército que nos dieron y eran extremadamente calientes.

Nuestra tienda por dentro; nosotros fosilizaos, dándole al té
Té, abrigos y gente moribunda

Eran las 2 de la tarde y el Everest estaba tapado. Pasamos las siguientes 6 horas entrando y saliendo de la tienda, jugando a cartas, paseando, tomando té, haciendo fotos, viendo como el clima cambiaba de forma radical y hacía sol y luego granizaba, dando paseos por el río Everest, que pasaba junto al asentamiento, visitando las horribles e infectas letrinas, probablemente el peor baño que he usado jamás……. y el Everest nunca se asomó. Siempre estaba oculto. Xhabitse y Tse-Dhano estuvieron vegetando toda la tarde. No se perdieron nada.

Eso que asoma es Tse-dhano. Una rendija de sol que entraba por uno de los ventanucos de plástico atormentó su existencia y su sueño.
aaa
Yiiiiiiihaaaa... cada vez más Yiiiiihhhhaaaa
Priviet Tovarisch
a
Todo lo que vimos de Qomolangma

La altitud fue dura al principio. Cada paso era agotador. Iñigorkha y Pokharlos fueron a dar un paseo por el camino que iba al campo base, yo me tuve que sentar en un borde del camino.

La altitud y la sangre de Pokharlos. Capítulo 324. Tenzin aplica un remedio de mierda para evitar que sangre: Agua fría por la cabeza!

PEro al final nos habituamos. Incluso estuvimos mirando los puestitos de venta de baratijas del campamento. Sí, aquí también los había, con sus viejas diciendo “chippa chippa” y persiguiéndote. Algo de lo que no había hablado es del regateo en Tibet. Mientras en Nepal todo el mundo estaba dispuesto a negociar y a bajarte el precio, en Tibet no habían entendido ese concepto. Ponían los precios 25 veces por encima de lo que costaban las cosas, pero cuando ibas a regatear se enfadaban! Si amenazabas con irte, de dejaban irte! Se la sudaba! por lo demás, te perseguían, igual que en Nepal, pero aquí decían “chippa chippa, luki luki”, vamos, barato barato, da suerte da suerte…

Ya por la noche, y en vista de que el Everest no se mostraría, nos dispusimos a irnos a dormir. Sacamos toda la artillería en materia de abrigo. Ropa, sacos, los abrigos del ejército, las mantas de yak… aun así, hacía frío. NO era un frío extremo, haría unos 7 grados. PEro dormir a 7 grados es un tema. Y había mucha humedad. A Iñigorkha la amatxu nómada le arropó, como si fuera la suya propia. Era nuestra primera y última noche a 5300 metros. Más valía que nadie se tuviera que levantar para ir a la letrina. Vaya temazo! Noche cerrada, cero iluminación, un frío, viento y humedad de pelotas. Tú abrigado tapado bajo seis capas de ropas y pelos de yak. Y de repente tienes que ir a la letrina?? buff…

Poor Yorg... such a pesimist! Las partidas de cartas hicieron menos dura nuestra estancia en la base del ejército en Murmansk, Siberia. :P

Pues…

es algo que pasó.

Fue una noche dura.

Con un bonito amanecer.

Pero eso es otro capítulo.

7 comentarios sobre “Nepal y Tibet. Capítulo 8: La espera

      1. De que te crees que tienes tantas visitas. Entre las veces que entro para ver si actualizas, que releo y que voy a donde albert Mont y cosas niminas mias, te peto la página.

        1. september 28; 43 visitas. de las 43, 40 has sido tu? :P
          maldita sea, vivo en una maldita nube de humo…

  1. El “remedio de mierda” de Tenzin es parecido al que me aplicó una azafata occidental en un vuelo de qantas en el que me tiré 3 horas sangrando de la nariz, puede que no sea tan mierda :)

  2. Dios mio! El título es adecuadísimo porque cada vez que entro en la página me encuentro “a la espera”. Actualización.

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