Diario de un calabacín en Islandia – Día 10: La conjura de los recios

Diario de un calabacín en Islandia – Día 10: La conjura de los recios

Amaneció en Akranes, ni antes ni más tarde de lo que podía esperarse de un amanecer tan vulgar. Hoy era el día. Como el día de las ballenas, pero más. Cuando hicimos el planning del viaje, hubo algo que quedó fuera: Landmannalaugar. Todo el mundo que va a Islandia va a Landmannalaugar, incluso hay gente que va a Islandia exclusivamente a verlo. Pero qué es Landmannalaugar? Todo el mundo había ido, pero nadie sabía explicar muy bien qué encanto podía tener. Al final, es una región junto al volcán Hekla, uno de los más gordos de Islandia, que tiene montes de miles de colores y millones de sendas para hacer hikings, pero hikings de varios días. Aparentemente un punto como otro cualquiera de Islandia, anda que no habíamos visto volcanes ni nada… Pero sin embargo todo el mundo hablaba maravillas de Landmannalaugar. Y Carlosstadir se había dado cuenta de que no íbamos a ir, y le extrañó. Durante los 6 primeros días de viaje (y los 30 días previos al viaje) estuvo dando la barrila con que había que ir, que cómo se había quedado fuera del plan, que blablablabla. Al final, durante una cena en Kopásker, decidimos que el último día había que ir, aunque no nos pillara bien. En realidad, Landmannalaugar está hacia el centro del sur de la isla.

Los tipos duros dan la vuelta a Islandia. Los tipos muy duros, después de dar la vuelta, siguen el camino.
Los tipos duros dan la vuelta a Islandia. Los tipos muy duros, después de dar la vuelta, siguen el camino.

Habíamos hecho todo el círculo, y lo normal habría sido ver Landmannalaugar el día 2 ó 3 como mucho, que andábamos por allí. Pero ahora ya estábamos al lado de Reykjavík, al oeste otra vez, y a casi 4 horas de Landmannalaugar. Y luego había que volver a desandar el camino. Pero qué demonios, somos tipos recios y aguerridos. Qué eran 8 horas de coche para nosotros?

Extraordinariamente pronto para nuestros estándares (a eso de las 9) salimos del hostal. Nos despedimos de Magnus, el hermano del tipo de las pestañas rubias, y que era un clon exacto (de hecho yo pensaba que era el mismo tipo), con el que estuvimos hablando del Oliver, el bar de perreo de Reykjavík, y nos hizo una mueca de golfo de “sé de lo que habláis” que nos hizo comprender la popularidad del Oliver.

Cogimos el coche determinados a descubrir qué hacía de Landmannalaugar un sitio tan atractivo. Cuando estábamos cruzando un túnel submarino que hay entre Akranes y Reykjavík, Carlosstadir:

-Aiba mira, vamos a 0 km por hora [la aguja estaba tumbada]

-….

-Aiba… si también vamos a cero revoluciones por minuto [otra aguja tumbada]

-…

-Aiba, si no me frena el coche!! Y la dirección no va!!

[miradas de tensión en el túnel…]

-Que no frena! Que no frena! Estoy pisando a fondo!!

-Hostia! Se ha encendido la luz del aceite!!!

Alguien se da cuenta de que Carlosstadir había apagado el motor dando sin querer a la llave con la rodilla. Esto ya nos había pasado, y Carlosstadir había conseguido arrancar el coche sobre la marcha, así que hubo un momento de alivio, pensando que sólo era eso. Pero al intentar arrancar el coche todo seguía igual

-Que sigo sin poder frenar, y esto no gira!

-Freno de mano!!!

Poco a poco, y tirando de freno de mano pudimos retirarnos a uno de los recovecos de emergencia del túnel. Allí nos miramos… Qué hacemos? Al coche no le funciona nada, tiene el piloto del aceite encendido, y estamos en medio del túnel más largo de Islandia.

Momento de tensión, en el túnel
Momento de tensión, en el túnel

Apagamos el motor del todo, sin luces, ni radio, y lo volvimos a arrancar. Todo ok! Sin indicadores de error, sin problemas. Con un recelo regenerado hacia el maldito Jeep continuamos con suavidad por el túnel. Cuando salimos, ya nos confiamos más y seguimos nuestro camino a Landmannalaugar.

Finalmente sólo nos llevo tres horas y poco llegar a Landmannalaugar así que estuvimos allí antes de la una. Lo que habíamos ido viendo, y lo que vimos cuando llegamos simplemente justificaba el viaje. Una vez más, pocas fotos o vídeos pueden hacer justicia a los paisajes multicolor de Landmannalaugar. Los sucesivos picos van alternando colores amarillos, rojos, ocres, verdes, azules y negros, muchos cubiertos por nieve.

Las panorámicas son la especialidad de "metralleta" Carlosstadir
Las panorámicas son la especialidad de "metralleta" Carlosstadir
Otros montes de Landmannalaugar
Otros montes de Landmannalaugar

El último tramo del camino se hizo un poco más complicado, con muchos baches y charcos de profundidad desconocida. AL final había que vadear dos pequeños ríos, con los que Carlosstadir disfrutó enormemente, y se llegaba a un camping en medio de un campo rocoso. El camping era bastante hippy; había 3 autobuses de los años 50 reconvertidos por dentro uno en tienda y los otros en refugios donde tomar un café. Como tantas otras cosas en este viaje, los autobuses le parecieron a Iñivegur algo que le recordaba a Into The Wild. Al pie de una de las muchas montañas que arrancaban desde el camping, había una terma notable que sabíamos que había que catar. En la guía ponía que hacía unos años había habido un brote de “itchy duckling parasites” en la terma… tentador…

El tiempo no acompañaba demasiado, de hecho tenía todas las papeletas de llover así que Bayuvík dejó su cámara en el coche, y Carlosstadir e Iñivegur tampoco hicieron demasiadas fotos.

Había muchas sendas para hacer, había sendas cuyo recorrido se hacía en varios días, y otras cortitas. Como teníamos que volver elegimos una sencillita de 3 horas, Blahnukur, el pico azul.

Blahnukur, con su bizarra cara azulada
Blahnukur, con su bizarra cara azulada

El pico, aunque no se aprecie, era en efecto azul. Una de sus caras estaba completamente cubierta por una especie de grava azul turquesa que le daba un aspecto bizarro. El camping estaba a unos 600 metros y el pico a 943, por lo que la ascensión en principio no era excesiva. Sin embargo, los islandeses tienen la costumbre de hacer las rutas de montaña en línea recta (para coches hemos llegado a ver desniveles del 16%), como no hay vegetación, pues cogen y tiran por la arista. Así que la senda se hizo realmente dura, porque los 343 metros en la vertical se salvaban en muy pocos metros en la horizontal, y con un gran desnivel.

El duro ascenso a Blahnukur
El duro ascenso a Blahnukur

Cuando estábamos llegando al final de la cresta, descubrimos que el sitio al que íbamos era sólo una parte, porque en realidad el pico Blahnukur estaba mucho más arriba. Me recordó al momento en que Rainier Wolfcastle le enseña a Homer el Matacuernos, y le va diciendo “no, ese pico no, es el de la derecha…”

Aiba, si después de esto hay más!!!
Aiba, si después de esto hay más!!!

Las vistas desde arriba eran impresionantes, aunque no era el pico más alto se podía apreciar toda la extensión multicolor de Landmannalaugar

Vistas desde Blahnukur
Vistas desde Blahnukur
Más vistas desde Blahnukur
Más vistas desde Blahnukur

Pero algo tenía que ir mal, claro, y se puso a llover como no había llovido nunca, sin ningún tipo de piedad. Y allí estábamos en lo más alto de Blahnukur, con mínimo dos horas hasta el camping, y sin absolutamente ni un árbol. Cerramos bien los chubasqueros e iniciamos el descenso. Aunque para algunos como Sedanur el descenso se hizo complicado, he de reconocer que lo disfruté especialmente. El suelo era muy blando y arcilloso, y al contrario que en los montes normales, donde las rodillas acaban resentidas por ir pisando cuesta abajo, aquí los pies se hundían y amortiguaban el impacto. Además, había zonas en los que se hundían más de un metro hacia abajo (no hacia el interior), de forma que dabas un paso, pero el avance era como de tres pasos.

El campo de lava que después tendríamos que atravesar, ya se vislumbraba
El campo de lava que después tendríamos que atravesar, ya se vislumbraba
DEscenso divertido, y cambio de tonalidad
DEscenso divertido, y cambio de tonalidad

En seguida llegamos al pie del monte, que había dejado de ser azul y negro para tornarse amarillo intenso y blanco. En esta parte había sobre todo terreno arcilloso de azufre y piedras blancas y quebradizas que sospechamos que son riolita, así como innumerables piedras verdes. Bajaba un río de las partes altas del volcán y surcaba con diversas ramificaciones la llanura amarilla.

Cañón sulfuroso al pie de Blahnukur
Cañón sulfuroso al pie de Blahnukur

Cruzamos el río y al otro lado encontramos un campo de lava de los más agrestes que hemos atravesado. Normalmente hay senderos o pistas, pero en este había que ir trepando y bajando de las formaciones caprichosas de la lava. Las vistas eran espectaculares, a nuestra izquierda un inmenso campo de lava, detrás, una pared amarilla con fumarolas y un pequeño lago humeante, y a nuestra derecha el cañón con el río que habíamos cruzado anteriormente, que discurría entre el campo de lava y blahnukur.

El otro lado del cañón, con el inicio del campo de lava
El otro lado del cañón, con el inicio del campo de lava
Estas formaciones eran más complicadas y no había un sendero claro
Estas formaciones eran más complicadas y no había un sendero claro
A veces había que hacer alguna pirueta
A veces había que hacer alguna pirueta

No tardamos mucho en llegar al camping, donde el estado de mojadura absoluta en el que estábamos se notó, ya que nos sentamos y nos quedamos fríos. Así que completamos el día con un bañito en la terma de los parásitos, que estaba llena de gente para luego ir al coche y ponernos ropa seca. Gloriosa ropa seca. Sedanur inexplicablemente no había ido a la terma y había preferido ir a las duchas del camping. Cuando llegó nos contó su hilarante historia. Resulta que después de quitarse toda la ropa y estar metido en la ducha, descubrió que éstas eran de pago. De pago en coronas, que no tenía, ya que no usábamos efectivo, así que allí tuvo que salir medio desnudo a los vestuarios a mendigar literalmente a algún desconocido las 400 coronas que costaba la ducha. Tremendo Sedanur.

Por algo Reuykjavík significa Bahía Humeante
Por algo Reuykjavík significa Bahía Humeante
Y no es porque haya smog
Y no es porque haya smog

Volvimos a Reykjavík, dentro del horario marcado, al Guesthouse Sunna, un agradable y completo hostal en la calle de Thor (muy motivante).

Habitación de Sunna, muy chachi y acogedora
Habitación de Sunna, muy chachi y acogedora

Allí nos acicalamos un poco y bajamos al centro, a Laugavegur, y volvimos a nuestro restaurante, el steakhouse Hereford, donde habíamos comido ballena. Hoy tocaba menú puffin, que incluía ensalada de puffin, puffin a la parrilla, y el mismo postre de skyr.

Hereford Steikhus. Por respeto a los pocholos puffins no mostraremos el plato en cuestión
Hereford Steikhus. Por respeto a los pocholos puffins no mostraremos el plato en cuestión

El puffin está delicioso también, es muy parecido a la carne de pato, pero más sabrosa. Eso, o lo preparaban muy bien. Eso sí, ya he probado puffin y ballena, y no voy a volver a comerlos nunca, con lo pocholos que son…

Antes de ir a casa, dimos una última vuelta por los bares de Reykjavík, parando en Kaffi Barinn, al parecer famoso por salir en la peli Reykjavík 101. El sitio tenía mucho encanto, y había buen ambiente. Nos bebimos nuestras últimas Vikings, y nos despedimos de la placentera noche de la capital.

Bless, cala de los humos…

5 comentarios sobre “Diario de un calabacín en Islandia – Día 10: La conjura de los recios

  1. Jajaja, vaya, he acertado de pleno con el coche! Se notaba en el estilo que aún no habías dicho tu última palabra sobre el tema xD.

    Y por cierto, me ha dado una pena de la ostia que haya llegado ya el último día! Dios! Si es que ya sabía que habían sido 12 días en total, pero tenía la esperanza de que quedasen más días en Islandia, con fotitos e historias chachi! Aunque hay que decir que has dejado algunas preguntas en el aire, como por ejemplo: se quejó el dueño del jeep cuando entró y notó el aroma? Qué pasó exactamente en el Oliver para que adquiriese esa fama que le ha acompañado todo el viaje? Nadie se opuso a comer puffin, aunque sólo fuese un poquito? Muchas cositas!

    Voy a marcar Islandia como un lugar al que hay que ir en un futuro, que mecagüen la leche por vuestras fotos y lo que contais tiene que ser la ostia.

    1. :D maldito jeep… pero bueno hay que reconocer que en realidad se portó. Ayer hice cálculos y hemos gastado 800 euros en gasolina. Ahí no se portó tanto, pero qué demonios.

      Todavía queda un día por postear.. es cierto que es el más corto, pero algo hay! maldita sea, no lo déis por muerto tan rápido! Por cierto en el último día se desvelan tus dudas sobre qué dijo el dueño sobre el jeep.
      Nadie se opuso a comer puffin, con lo rico que estaba, como para opponerse.. y el Oliver,.. pues ya te contarán, pero era un bar bastante guapo…

      Yo tengo marcado islandia como un lugar al que volver.. aunque yo quiero ir en invierno, que tiene que ser la ostia también.

  2. Ohhh, fin de trayecto… Menos mal que aún nos queda el vídeo. Y desde luego que Islandia queda añadida a la cola de viajes por hacer. Es que, aunque sólo fuera por el sneffells (o algo parecido) y ver por donde entraba Superlopez al centro de la tierra…bueno, que también entró el profesor aquel con su sobrino y el porteador impasible, pero ¿quién se acuerda de ellos?

    En fin, entonemos un triste salmo por el final del viaje:
    Puffin…All the people puffin…ONE Puff…for just one dream

    1. Aún queda un día! malditos! Recordad que la visita obligada del país es Landmannalaugar. :D

      El salmo mejor mañana cuando ponga la última entrada del viaje! :D

      1. Es que lo de “las últimas Vikings” daba a entender que se acabó la historia. Pero vamos, mucho mejor así, un día más de historia.
        Lo de ir en invierno…¿estás seguro? Tiene que hacer un frío allí que te congela hasta las ideas. Pero bueno, son menudencias para tipos duros, aguerridos y echaos pa’lante, jejeje.

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